Asesino K-Nino

El tema más actual a fecha de hoy es el caso del famoso Asesino K-Nino, un nuevo caso de maltrato animal, más allá de lo visto. Aún habiendo visto a la anciana que metió al gato en el contenedor, a la tipa que lanzó los cachorros al río, y tantos y tantos casos, este es aún más escalofriante, si cabe.

El tipo en cuestión colgó en su blog un video de 11 minutos en los que tortura, y finalmente mata, a dos cachorros de raza Lulú.Además, amenaza con seguir con estos procedimientos, a otros 94 perros.

Esto no resultaría del todo raro (admitámoslo, hay mucho loco suelto), de no ser por la forma de proceder: los perros son golpeados, asfixiados, quemado, arrojado, pisado, y... bueno, pensad que puede hacer el loco con un cuchillo y el trasero del animal.
Aquí, el primer animal ha sido el propio asesino. Peor más que un animal, parece ser un loco: los videos están grabados con despreocupación, incluso se le oye silbar mientras lo hace. Los motivos por los que hace esto, son aún más desconcertantes: para vengarse de los dueños que no recogen los excrementos de los perros.

No tiene sentido ninguno, dado que los animales no tienen la culpa de que sus amos sean unos dejados. Esto es, según mi opinión, un loco, esquizofrénico, y no se que cosas tendrá en el cerebro, pero desde luego, no las tiene ordenadas.

Miles de plataformas en internet, como Twitter, Facebook, webs, e incluso el famoso grupo Anonimous han empezado a darle caza. Si realmente ha sido desde España, lamentaré en el alma que no exista la Inquisición para este tipo de gente. Es para aplicarle la misma tortura que hizo con los perros: quien a hierro mata, a hierro muere.

Cierro la entrada con un video del reportero Dross, haciendo un breve review sobre este tipo. Buenas tardes.


1 comentario:

  1. seguro que ese tío es un psicópata, ¿qué culpa tienen los animales de la despreocupación de sus amos? ¿Acaso los animales tienen capacidad suficiente para entender las leyes humanas y saber donde pueden defecar y donde no? Ese hombre se merece sufrir mucho, pero no durante un rato, sino durante el resto de su vida.

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