Pena

"Si no tienes nada bueno que decir, mejor que no digas nada"

Hoy no tengo algo bueno que decir. Pero voy a romper esa máxima y meses de no publicar nada porque... estoy hasta la polla. No tengo ánimos para decirlo con eufemismos, o ponerme políticamente correcto, y menos en estos días. Alguno vendrá a decirme que este no es el momento, ni las maneras... Vete a paseo, pesao.

No pretendo ir de listo, ni de esto yo ya me lo veía venir, ni nada... Creo que cualquiera con un poco de criterio se habrá dado cuenta igual. Lo que parecían ser los últimos coletazos del reaccionarismo se han marcado una especie de final boss de los videojuegos, y ha regresado con una nueva forma más peligrosa que la anterior.

Gracias al altavoz que le han proporcionado los medios de intoxicación, un discurso de odio contra "el diferente" (léase: gays, feministas, extranjeros...) ha ido, por un lado resucitando a los que tenían esas ideas en una especie de "letargo" (o que no tenían huevos a expresar en voz alta), y por el otro, calando ante un nuevo tipo de público que han encontrado un extraño placer en "ser fachas". Porque claro, qué es eso de respetar a las personas por ser quienes son. Ni que estuviéramos en el siglo XXI.

Bajo la manta de la "libertad de expresión" (un arma que los antidemocráticos se han ido apoderando de ella), han podido ir ladrando todo tipo de mierdas sobre los maricones. Que si van a imponer su ley, que si lo suyo es vicio, que si no se pueden prohibir las terapias de reconversión... Sandez tras sandez. Y los medios, obrando su labor... han reproducido el mensaje sin más. Qué es eso de contrastar la información. Qué es eso de señalar los bulos y las mentiras. No, hombre, el bulo que tiene que abrir el noticiario es que el coleta se ha reunido con los etachavisnezuela del norte judeomasónico. No sea que.

Total, que llevamos una semana llena de agresiones hacia el colectivo LGTBI. Claro, los homófobos se han envalentonado. Nadie les dice nada, se sienten impunes. Así que pasamos de hablar de intolerancia, a sumarle violencia. Palizas. Hostias. Por la calle. Casi todos los días. ¿La más grave? La del joven Samuel, ASESINADO por una de estas palizas que una panda de cromañones le propinó por la calle. He dicho la más grave, pero no la última. Hace menos de tres horas saltaba otro caso de paliza, a dos gays, en Valencia.

La pregunta que me da miedo es, ¿cuándo va a haber otro ASESINATO? Porque eso también pasa en la prensa. "Mujer muere apuñalada por el marido". Si le matan a él, ya es "asesinado". Les puede ocurrir una vez. Dos. Cuando se convierte en praxis habitual, algo huele a podrido en el cuarto poder.

No solo se ha normalizado el discurso de odio, sino que encima se pretende "encubrir". Dicen, esos mismos medios de intoxicación, que "no le pegaron por ser gay porque no podían saber que era gay". A pesar de haberle golpeado al grito de "maricón". Esta línea de pensamiento es muy peligrosa, porque al final, si alguien mata a su novia al grito de "puta", nos van a vender que no ha sido un asesinato machista, o si unos simios matan a hostias por la calle a un negro al grito de "negro de mierda", pues oiga, que eso no demuestra que haya sido racismo. Vaya usted a saber, es que cómo se le ocurre a ese señor negro ir por donde iban los otros, es que van provocando...

Yo no soy psicólogo. Ni mucho menos. No sé qué se le puede pasar a alguien por la cabeza (o lo que quede de ella) para ver a alguien por la calle, y pensar "Ese es marica, le voy a apalizar". La sociopatía está definida como un trastorno mental en el cual una persona no demuestra discernimiento entre bien y mal e ignora los derechos y sentimientos de los demás. Ahí lo dejo.

La sociedad está reclamando "Justicia por Samuel". No se si eso puede existir. Le han matado. Se haga lo que se haga a continuación, no va a arreglar eso. Nada puede arreglar un asesinato, no podemos volver a traerlo a la vida. Y yo estoy en contra de la pena de muerte. Acabar con la vida de un criminal no deshace sus actos. No es (segunda analogía de los videojuegos) que al ejecutarlos su cuerpo se desintegre y los males causados se reparen ahora que han dejado de existir.

A estas protestas se suma, una vez más, una violencia policial desmesurada para los manifestantes que están cansados de ver como a alguien le matan por haber salido del armario. (y, en mi parecer, por más de una causa; porque hoy ha sido un Samuel asesinado por "maricón", mañana será una Elena asesinada por "travelo" o por "zorra" (o por ambas), o un Jamal asesinado por "negro"). Pues aquí los amigos han sacado las porras a pasear contra los manifestantes, con "el gobierno más socialista de la historia". Pues menos mal que es socialista, macho, que si no volvemos a los tiros en la nuca.

Si tenemos que hacer algún tipo de justicia por Samuel, por los que fueron asesinados antes que él, y sobre todo por esperar que no haya ningún otro nombre del que nos tengamos que acordar ni rendir homenajes, tiene que ser volviendo a acorralar al discurso de odio. Impidiendo su expansión. Rechazando a la gente que comparta ese tipo de ideas, y devolviéndoles al rincón del que no debimos permitir que se movieran. "¡Qué dices, hombre! ¡Hay que acabar con ellos!". Insisto, no es la solución esa. Haciendo eso como mucho los vamos a convertir en mártires, y dando más "argumentos" (nótese el uso de las comillas) para que los cromañones se crean con derecho a seguir empleando la violencia.

El fascismo (porque a día de hoy, no soy capaz de concebir que exista lgtbfobia, machismo, xenofobia... sin ser facha) tiene el peligro de ser cambiante. Cambiemos con ello, y aprendamos a combatirlo de nuevo. Porque se pueden tardar años en conseguir un derecho, pero muy poco tiempo en perderlo.

Antes de cerrar, voy a dejaros con un par de hilos de Twitter. El primero es para los gilipollas que me van a decir que si "la homofobia de la izquierda y el Ché Guevara" y tu puta madre en sidecar:

Y el segundo, en complemento del primero.