Reflexionando sobre dos mil veinte

Estamos a quince días del cierre del año más raro que recuerdo. Bueno, probablemente no sea el único al que se lo ha parecido. O a lo mejor sí, porque vives en una cueva aislado del resto de la sociedad desde hace un año y no sabes la que se ha liado en el resto del planeta especialmente desde el mes de marzo. Que oye, si es así, te envidio.

2020, el año marcado por la pandemia a causa del virus "COVID-19", alias "coronavirus", y otros nombres que no tiene caso narrar aquí (para eso te buscas un blog de medicina) toca a su fin, y me gustaría echar un poco la vista atrás con respecto a ester fenómeno. Siendo buena persona, si crees que voy a pensar en positivo, a lanzar mensajes alegres y optimistas, te recomiendo cerrar esta página del navegador. Igual deberías echar un vistazo en la web de Mr. Wonderful, porque desde luego no me voy a poner en el mejor de los casos. Como mucho, voy a intentar no caer en la ofensa, que ya es mucho para las cosas que me rondan hoy en mente.

No voy a ocultar que, en el origen de todo esto, yo era uno de tantos y tantos que pensábamos que no iba a ser para tanto. Que serían unos casos aislados. Bueno. La Historia al final siempre se repite, y al final resultó que, aquello que nos parecía tan lejano, nos mostró como lo híper conectado que está el mundo, y no solo a nivel de las telecomunicaciones, permitió que el virus se expandiera por el globo terráqueo y nos tocara correr a nuestros hogares, nuestros "búnkeres" especiales para protegernos de una amenaza invisible que sigue ahí.

Durante el encierro, mucha gente perdió el empleo. Hay quien a día de hoy no lo ha recuperado. El sector de los trabajadores continuó en dos vías: todo aquel cuya tarea pudiera realizarse remotamente pasó a hacer teletrabajo, mientras que otros tantos, por el tipo de labores que desempeñaban, debían desplazarse presencialmente. Pero bueno. Al no haber tanta gente fuera de sus casas, el riesgo de contagio debía considerarse reducido.

Durante el encierro, mucha gente perdió la vida. Víctimas de ese enemigo silencioso, con el cual aún debemos convivir. Recuerdo aquellos días de encierro en los cuales el telediario se resumía prácticamente en dar los datos oficiales sobre las personas que se habían infectado y cuántas personas habían fallecido. A día de hoy, esa imagen no ha cambiado. Cada día se lee un número diferente, pero el resultado es el mismo: personas y personas afectadas por la enfermedad. Voy a intentar recordármelo todo el post que queda. Personas. Me dijeron hace tiempo, y con mucha razón, que referirse a alguna persona con cualquier tipo de apelativo hace una deshumanización, y por nada del mundo pretendo hacer tal cosa. Ni "casos", ni "infectados". Personas.

Durante el encierro podíamos ver, también en la televisión, a los mayores expertos opinando sobre la situación. Gente muy bien formada en ciencias de la medicina como cantantes, toreros, y tertulianos de todo tipo. Investigación y rigurosidad en estado puro. Que una cosa es que tengamos libertad de opinión, y otra muy diferente es confundir opinión con conocimiento.

Durante el encierro, recuerdo uno de los mayores errores de juicio que recuerdo. "De esta saldremos mejores". Cada tarde, puntualmente, podíamos ver a la gente saliendo a los balcones a aplaudir al personal sanitario. La primera línea de defensa contra el Covid. Que bueno, estaban las medidas básicas como la distancia social, lavarse mucho las manitas... Unas medidas de un cumplimiento tan sencillo que podrían haberlas explicado los personajes de Barrio Sésamo para que a todos les quedasen claras. Consideramos que saldríamos más unidos, nos conoceríamos más... Igual soy el único que no se ha hecho amiguísimo de los vecinos del bloque de enfrente. No me siento peor persona por no haber salido a aplaudir, como tampoco considero mejor a quien sí lo haya hecho. Simplemente, no creo en los gestos simbólicos. Y ha quedado demostrado que estaban muy vacíos como para que me produzca algún remordimiento.

Durante el encierro y las fases de desescalada, he visto a la gente perder la paciencia. Igual es que estamos demasiado acostumbrados a la instantaneidad. Quiero saber la temperatura, app del tiempo. Quiero saber lo que tardo en atravesar la ciudad, Maps. Quiero una receta de macarrones con chorizo, busqueda en Google. De pronto, nos topamos con una enfermedad nueva, sobre la que apenas se había empezado a investigar. La información cambiaba a diario, no parecía existir un patrón del todo claro. Incluso las bases parecían no coincidir un día con otro. Si considero que el ser humano teme a lo desconocido, el no "saber" sobre el Covid con certeza debe ser digno de la mejor narración de thriller psicológico.

Mi resumen durante el encierro podría resumirse en trabajar mis ocho horas, hacer una hora de ejercicio después para mantener la actividad, ponerme al día con series y lecturas pendientes, y evitar picar entre horas. Sí. En positivo solo puedo sacar el haber evitado el contagio y haber perdido seis kilos, a base de evitarme comer entre horas. Bueno, y tal vez, haber intentaod mantener la cordura, algo complicado en tiempos adversos.

Porque si la primera mitad del año lo podemos resumir en esas líneas, la segunda mitad parece una mala secuela. Una película de esas en las que el equipo de guionistas cambia en la segunda parte y hacen un poco lo que les sale de los cojones, modificando el canon.

De pronto, la gente no ha muerto de Covid. Ha sido "de otra cosa". Pero lo del Covid es mentira. O ni siquiera han muerto. De pronto, los sanitários no son héroes, son cómplices de un complot de dominación mundial. De pronto, las medidas más básicas son una forma de represión para tener controlada a la gente. De pronto, gente que no tiene ni puta idea de medicina y que aprobaron la scundaria más por pena del profesor que por méritos propios proclama saber más que cualquier persona que tenga un título universitario sobre el tema. Sus fuentes: la tele y la barra del bar. Parafraseando a Sherlock Holmes: "Datos, datos, datos. No puedo hacer ladrillos sin arcilla". Pero en algún momento la gente dejó de utilizar los ladrillos para construir y decidió emplearlos en golpearse la cabeza con ellos, debe ser.

En realidad no creo que esto haya sido un "de pronto". El malestar de la gente se ha ido gestando desde el principio. Y no únicamente porque haya gente que se ha dedicado a malmeter, que también. Pero el hartazgo, el cansancio, el hastío con una situación que nos ha superado a todos merman la moral. Y es complicado mantenerse con la cabeza fría. No quiero convertir el post en una reivindicación por una salud mental públia y de calidad (la realidad es bastante alegato a favor en sí misma), pero creo que al final, la gente ha llegado a su límite.

Y en el límite, se cruza de la razón a la magia. Considero que el que haya tanto negacionista, tanto magufo por ahí suelto... el hecho de que la gente se crea cualquier cosa, se basa en ese hartazgo. Resulta más sencillo pensar en la realidad como un complot, como la existencia de una mano negra que manipula los hechos, considerar que todo es una patraña, que aceptar una realidad mucho más dura y jodida: que seguimos jodidos por el virus, y que vamos a tardar en recuperar un estilo de vida similar al que teníamos antes.

A nadie le gusta pensar en eso. Especialmente en Occidente. Nuestro estilo de vida, más o menos acomodado, se ha visto comprometido. Está cautivo, y que pueda volver es más una cuestión de tiempo y de cómo nos comportemos. Y de la vacuna. Esa en la que cincuenta millones de españoles de pronto son expertos en inmunología, virología, y efectos secundarios. Podría ironizar mucho con las teorías conspiranoicas sobre el 5G (seguimos teniendo problemas de cobertura en algunas zonas y van a controlarnos con esas ondas, no te jode), o que todo está planeado por Bill Gates (es una venganza contra los usuarios de Apple por no usar Güindous) o mierdas de esas, pero no tengo interés en ello.

Solo me apetecía plasmas un poco en escrito estos pensamientos que tengo. Si me pongo positivo, esto acabará en algún momento y volveremos a estar como antes. Igual de mal, en todos los aspectos. Pero igual. Pero si me pongo negativo, creo que dentro de poco las calles serán una demostración de Galileo y el Papa.

"Viaje al Mundo DIGIMON" (o cómo no maquetar un libro)

Dicen que antes de publicar, uno debe leer lo que ha escrito. Prometo que algún día aplicaré ese principio a mi blog y a mis fanfics. El día que en lugar de escribir de gratis por internet cobre dinero a la gente por una publicación ya sea en papel o en ebook.

Pero hoy no vengo a hablar de mi libro (estoy en ello), sino de "Viaje al Mundo DIGIMON", de Sergio Reyes y publicado este mismo año por Diábolo ediciones. Como fanático de la franquicia (más en sus orígenes, porque me da mucha pereza el anime subtitulado) tenía ganas de hacerme con un ejemplar y zambullirme a sus páginas. Lamentablemente, la piscina no llega a cubrir.

Hay que decir que la presentación y el primer contacto con el libro son muy buenos: tapa dura, papel del bueno a todo color, y ojeando rápidamente, texto en una tipografía de tamaño decente acompañado por frames de los episodios del anime... Tan ricamente para empezar la lectura.

Debo decir que empieza bastante bien. La introducción es interesante y uno se puede frotar las manos preparándose para lo bueno. El problema es que se queda a medio gas en la mayor parte de las cosas que quiere narrar. Quiere analizar muchas cosas y al final el texto queda descompensado. En algunos pasajes, nos quedamos apenas en la superficie de las mitologías que inspiraron el mundo Digimon, mientras en otros intenta abarcar demasiado. Quien dice mitologías dice también tecnologías. Se podía haber rascado mucho más en los dos aspectos, sacrificando algunas de las imágenes. No hubiera pasado nada.

Otro problema que nos encontramos es que no llega a mostrar una estructura del todo clara. En algunos comienzos de capítulo se mencionan los opening y los ending. En algunos se habla de la versión en castellano, en otras se omite, y solo en una de las ocasiones se nos reproduce una de las letras. Igual con una ficha propiamente dicha en modo de tabla podría haber quedado mejor. O lo mismo yo soy un cuadriculado de mierda, oye ¯\_(ツ)_/¯ Lo mismo podríamos decir de las páginas que dedican a cada personaje, las cuales los explican por encima cuando se podía hacer un análisis más interesante.

—Joder, Felikis, eres un quejica de mierda, haber escrito tú el libro.
—Veo trabajo de equipo para redactar ese comentario —respondió el autor del post.

Además, el autor hace especial hincapié en la saga de Adventure (la original, 02 y Tri.), Tamers y Frontier. Es decir, las sagas con las que crecimos la generación de los años 90. Y hace un paseo rápido, instantáneo, apenas una mención a sagas posteriores como Savers, Xros Wars o Appli Monsters. No voy a decir que el autor del libro le deba hacer publicidad por la cara a Toei Animation, pero era una gran oportunidad para dar a conocer obras que podrían ser interesantes si se les dieran la oportunidad en lugar de dejarlas de lado porque "como las originales ninguna" (dijo la persona que no quiso ver las siguientes versiones).

En cualquier caso, quiero decirle algo al autor, por si por algún motivo mágico llega a leerme: mi enhorabuena. De verdad. Has escrito un libro y te han publicado. Y espero que sigas mejorando y nos puedas ofrecer más análisis de otras series que te gustaran.

Pero ahora toca un tema delicado... la maquetación.

Y es que se hace muy doloroso que un libro, en apariencia tan bien cuidado, resulta que no lo esté tanto. Para lo cual, traigo algunos ejemplos.


 

Tras el empleo de un punto, una coma, un punto y coma, o puntos suspensivos se suele dejar un espacio detrás. Sin embargo, durante el texto encontramos todos los puntos suspensivos conectando la palabra previa y la posterior. Es demasiado recurrente.



Es curioso que en algunas frases, el término "Digimon" está correctamente escrito, con su mayúscula, y sin embargo muchas veces aparece como "digimon". Sobre el uso del plural como "Digimons" no quiero entrar. Me chirría bastante (aunque más me repatea que alguien diga "Digimones").



A este Taichi, a la hora de limpiar el fondo de la imagen para pegarlo en el libro, se le han comido un cacho de la mejilla. Igualmente, el pelo no parece correctamente recortado.



O este Patamon. Si os fijáis en su ala derecha (como está de frente, la izquierda) se puede observar "ruido" en la foto alrededor del borde. También falta alguna parte del trazo de la silueta (la calidad de la imagen no es óptima, pero os aseguro que no es que haya perdido esos fragmentos en la foto; no están en el libro).


Páginas 61 y 62: aparece el mismo frame de Sora con los padres de Tai. 54 episodios no dan mucho para elegir...


 

Poner comentario.



Aquí la frase se ha quedado completamente a medio fuelle. No es parte de la maquetación, sino de la redacción. Me remito al principio: hay que leerse antes de publicar.



Entiendo por las marcas que xx1 y xx2 son referentes a encabezados o cuerpos de texto que se iban a emplear para ese fragmento del texto.



 

Joder... No, no, NO. Yo entiendo que el autor, para ahorrar tiempo, tire de abreviaturas en la redacción del texto, en serio, lo puedo entender. Lo que no concibo es que se haya dejado así para un texto desarrollado. El libro no es un esquema, son frases concretas y construidas. No me cabe en la cabeza que hayan abreviado así los nombres de BlackWarGreymon y de Yukio Oikawa.

En resumen: el libro tenía potencial. Aceptamos que el autor lo ha hecho bien y que podría haber salido mejor. No sé si es que hubo alguna prisa de algún tipo para publicar el libro, ni me apetece ponerme a indagarlo; no es asunto mío. Considero que se podría haber desarrollado más a nivel de texto sacrificando un poco de imágenes, que no pasa nada. Pero no puedo entender que te cobren 25€ por un libro en el cual parece que nadie se detuvo a repasarlo con calma antes de enviarlo a la imprenta.

Como digo, no me quiero poner especulativo. Se me ocurren muchos motivos por los cuales esto ha sido así, pero como digo, son cosas que se me pasan por la cabeza, con veracidad cero, y esto no es OKDiario para que yo me invente las cosas. Pero al final, el resultado deja un sabor agridulce, por lo que podría haber sido y no ha llegado a ser. Espero que la editorial se de cuenta de estos errores y los corrijan para una segunda tirada del libro.

"La materia oscura", de Philip Pullman

Fue hace ya muchos años cuando me sumergí en el universo de La materia oscura. La película "La brújula dorada" había salido hacía poco en los cines (nos estamos remontando al año 2007) y creo que fue en aquellas navidades cuando el libro de "La brújula dorada" cayó en mis manos por aquellos Reyes. Creo que fue el primer libro en tapa dura que tuve. De esos con doble cobertura (la tapa dura propiamente dicha, y por encima una sobrecubierta ya con dibujos, y que utilizan el poster propocional de la película), que tanta rabia me dan...

Y durante mucho tiempo quise haber continuado la saga, pero lamentablemente, ha habido muchas otras lecturas entre medias. Como 12 años de lecturas entre medias. Y sí, el estreno de la serie de HBO el pasado otoño motivó que decidiera ponerme las pilas con esta trilogía.

—Pero Felikis, han pasado más de seis meses desde que se estrenó la...
—Que te calles, Seismeses.

Así que vamos al turrón, comentando todos los libros de la saga, y no podré evitar contar algunos ⚠️ spoilers ⚠. Y empezamos por...

Luces del norte, alias La brújula dorada

Me había dado por buscar por qué el cambio de nombre que se dio en Estados Unidos, pero para hacer un copypaste de la Wikipedia, mejor os paso el enlace. En cualquier caso, la novela nos presenta un mundo que parece el nuestro. Pero nada más empezar, se nos presenta algo que no tenemos en nuestro mundo: los daimonion, unos animales que acompañan a los humanos allá donde van.

La historia nos presenta a Lyra Belacqua, una niña de 12 años que vive en el Jordan College, situada en Oxford. Su daimonion se llama Pantalaimon. Lyra es inteligente, pero no lo aprovecha. Es rebelde, mentirosa, y sabe cómo hacer para salirse con la suya. Los días los pasa en el college, con su amigo Roger (un niño huérfano que trabaja en las cocinas), sin más novedad en la vida que las noticias sobre los zampones (apodados así porque las leyendas urbanas dicen que se "zampan" a los niños, aunque no sé si yo hubiera escogido esta traducción).

Su vida empieza a cambiar con una visita de su tío, lord Asriel, que busca financiar una expedición en su búsqueda del Polvo, una extraña partícula elemental que está considerada poco menos que una herejía por el Magisterio (la institución más poderosa del mundo, una Iglesia), para lo cual requiere ir al norte. Lyra se obsesionará con la idea de acompañarle, y poco después, la misteriora Marisa Coulter aparecerá en el Jordan para ofrecer a Lyra hacer una expedición hacia el frío polo. Será antes de partir cuando llegue a sus manos el aletiómetro, un instrumento que es capaz de decir la verdad. Es entonces cuando Roger desaparece.

Y hasta aquí puedo leer, sin que se me canse la vista (?). El viaje de Lyra está plagado de encuentros con un montón de razas pertenecientes a su mundo, los cuales se nos van presentando progresivamente, explicando así el funcionamiento del mundo: los giptanos, seres humanos nómadas que se desplazan por los ríos; las brujas, cuyos conocimientos sobre los sucesos venideros son amplios; los panserbjýrne, osos acorazados que viven en el norte...

No puedo dejar de hacer un pequeño apartado para el aletiómetro, el instrumento de Lyra que va aprendiendo a emplear de forma intuitiva para obtener respuestas. Ríete tú de Google. El elemento tiene algo de peso en la trama, y tal vez el título del libro de "La brújula dorada" da pie a pensar que aún tendría mucho más. Pero se queda a tres cuartas partes del camino, ya que no tengo la sensación de que sea así del todo. No en vano, toda la historia se centra en el viaje hacia el norte 😉

Philip Pullman nos narraba, capítulo a capítulo, cómo se iban relacionando todos los elementos que nos iba presentando durante la narración, a un ritmo constante pero que no cansaba. Las explicaciones tampoco resultaban enrevesadas, y veíamos todo a través de los ojos de Lyra, acompañándola en sus descubrimientos hasta que nos lleva al duro final de la novela, donde todo empieza a cambiar, tanto la percepción sobre algunos personajes hasta las leyes que rigen el mundo. Lo que da paso a...

La daga

Un personaje nuevo se une al plantel al inicio de esta aventura. Se trata de Will, un niño de la edad de Lyra y que vive en nuestro mundo. Huérfano de padre, y con una madre que sufre algún tipo de enfermedad mental, debe ponerla a salvo y escapar de casa cuando unos hombres se presentan para buscarle. En su huída, encontrará una ventana que le lleva a un lugar totalmente nuevo para él: otro mundo, donde curzará su camino con...

Y es que es imposible seguir el análisis sin hacer el ⚠️ spoiler ⚠ del final del libro anterior: lord Asriel logra abrir un portal entre mundos, y Lyra va tras él, pero se pierde en la niebla, y llega al mismo mundo que sería visitado por Will.

Pero esta repentina celeridad en encontrarse ambos personajes, la velocidad por la cual hablan y aceptan las historias que se cuentan, cómo se desenvuelven entre ello, creo que es el punto flaco del libro. Se trata de un cambio en el ritmo de la narración muy alejado al de la primera novela, en la que parecíamos contar con más explicaciones. Aquí, por el contrario, tenemos que aceptar que todo ocurre porque sí. Las explicaciones son mucho más escuetas que en "Luces del norte" (entiendo que las explicaciones sobre nuestro mundo deban ser más escuetas que sobre el mundo de Lyra, pero es que ambos se han encontrado en un tercer mundo en el que tenemos más incógnitas que respuestas).

Esta vez no solo tenemos los ojos de Lyra, sino que acompañaremos a algunos personajes de la novela original, como a la bruja Serafina Pekala, o al viajero Lee Scoresby; así como nuevos personajes como Mary, una estudiosa de la materia oscura, lo cual da pie a varias tramas más que, aunque todas se encaminan hacia la historia que veremos en la última parte. Pero me repito en que este ritmo de querer contar tantas cosas en menos espacio (en el original inglés, "Luces del norte" tiene 399 páginas, mientras que "La daga" baja a 341; esas 58 páginas de diferencia podrían hacer dado pie a tomarse un descanso, o al menos a bajar un poco el ritmo de la historia.

Insisto, todo esto es una opinión y habrá quien piense que el nuevo ritmo es una maravilla... pero personalmente lo encuentro que rompe tanto con el primer libro que este segundo ha sido un "sin más". Es una lástima, ya que la historia de la daga sutil tiene peso, y resulta incluso más interesante que la de la otra herramienta, el aletiómetro. Esta daga, que se presenta como el arma más peligrosa del mundo, tiene la capacidad de abrir puertas entre mundos, lo cual da explicación al encuentro de los niños y se convierte en un recurrente para su aventura el deslizarse entre unos y otros

Por suerte, para aclarar todas las incógnitas, tenemos...

El catalejo lacado

El cual me terminé de leer anoche, porque he conseguido recuperar el hábito de la lectura antes de dormir.

Sinceramente, tras acostumbrarme más o menos al ritmo extraño de "La daga", la última parte de la trilogía, que sigue la misma estela, se hace un poco más pasable. Volvemos a un ritmo acelerado, pero que parece frenarse un poco para que no nos perdamos detalle. Nuevamente, son varias las líneas narrativas que podemos seguir en "El catalejo lacado", aunque al menos esta vez parecen más definidas.

Volvemos por fin a tener noticias de lord Asriel y sus planes, así como nos vamos enterando de otras formas de vida inteligentes que no pertenecen a nuestro mundo ni al suyo, sino a los muchos otros que confluyen al mismo tiempo. Y aunque resulta interesante, llega el punto en que tantas explicaciones que se dan pueden atragantarse un poco.

Por otro lado, Mary ha llegado a otro mundo diferente, el de los mulefa, donde continuará su investigación sobre la materia oscura, o el polvo, o el sraf, que es como lo llaman estas extrañas criaturas. Momentos de calma en una historia que nos conduce inevitablemente a una guerra.

Pero la trama más interesante, como no puede ser de otra forma, es la que llevan Lyra y Will. La niña fue secuestrada al final del anterior libro por la señora Coulter, y su amigo deberá salvarla, solo para que poco después, ambos se atrevan a realizar el viaje más peligroso: al mundo de los muertos, solo para tener que volver a salir y verse metidos en medio de una batalla de lord Asriel contra los poderes divinos.

Y precisamente, con la abundante información que disponemos sobre Asriel, los ángeles, Metatrón, la Iglesia, los aliados... es el viaje a través de los ojos y las sensaciones de los niños la trama que más engancha. O al menos eso me pasaba a mi. Llegaba el punto en que la batalla me daba igual, aunque debo admitir que no me esperaba para nada las verdaderas motivaciones de Asriel y Coulter, y el desenlace. Pero tantos vaivenes con las opiniones que te puedes formar de ellos terminan por quitarles interés. Todo sea dicho, sería una injusticia para Lyra y Will que estos dos les quitaran el protagonismo.

Pese a que el final comete el pecado de pisar un poco más el acelerador cuando la velocidad crucero ya estaba bien, no deja de ser emotivo y explicar un montón de cosas que se quedaron por el camino, como las consecuencias del uso de la daga, los orígenes del Polvo, y el equilbrio que existe entre todos los mundos que coexisten. Y además, el precio de las promesas realizadas y su importancia, las decisiones tomadas durante todo el viaje que provoca el irremediable final para despedirnos de Will y Lyra.

Un pequeño paréntesis para hablar de las adaptaciones

Si el punto fuerte de la película "La brújula dorada" (2007) era lo bien ambientada que quedaba, el edulcorado del guión evitando toda alusión hacia la iglesia, e incluso pasar algunos términos a otros "políticamente correctos" provocaba un bajón importante en su calidad y en su interés. Como historia más pensada para niños, chapeau, pero me temo que "Luces del norte" es bastante más compleja que todo eso.

Por eso aplaudo mucho la adaptación que ha hecho HBO adaptando el primer libro, y después de haberme leído la trilogía entera, tengo muchas ganas de ver adaptadas las dos siguientes partes y ver el universo de "La materia oscura" más fielmente (aunque es cierto que algunas cosas se quedan en el tintero, pero perfectamente se pueden subsanar contándolas durante los episodios que restan por ver).

En resumen...

"La materia oscura" es un viaje interesante a la par que irregular. Sin embargo, en su conjunto resulta un universo lo bastante rico como para querer saber más de él y de la relación que hay de todo con todo. Un trayecto que ha estado bien conocer, a pesar del tiempo que me ha costado volver a montar en el barco que me ha llevado a lo largo de sus páginas.

Sé que Pullman ha publicado algunas secuelas, y se halla trabajando en una trilogía precuela de los hechos de esta saga. Puede que me anime a leerlos, o puede que queden ahí. Pero al final, la historia, en líneas generales, y con sus debilidades, me ha gustado.

Día del Libro 2020

No podía dejar pasar el año con una lista, como es habitual, de recomendaciones de lectura para el Día del Libro. Qué cosas, justo ha pasado un mes desde mi último post. Que tampoco ha habido mucho que contar. Sí, podría ponerme a hablar de la cuarentena y los movimientos del Gobierno y lo que hace la oposición... pero no me interesa quemarme, para eso ya tengo Twitter.

Narrativa

Pues probablemente (o no) ya conoceréis a Juan Gómez-Jurado, y de autores nacionales es mi primera recomendación para este año. No sé si pareceré un fanático, pero es la realidad, libro suyo que leo, libro que me gusta y me engancha hasta el final. Sus novelas no se hacen pesadas, se leen ágilmente (o se devoran en según qué casos), e incluso con los trozos de detalles que salen de su cabeza, se nota el trabajo que tiene cuando escribe sobre ubicaciones o técnicas policíacas. Los que me he leído suyos (tengo algunos pendientes) y que os recomiendo son: Espía de Dios (reseñado aquí), Cicatriz, El Paciente, Reina Roja (reseñado aquí) y el más reciente, Loba Negra. Recomendado si te gusta la novela negra ;)

Siguiendo en el panorama nacional, recomiendo también leer a Manel Loureiro. Le conocí por su trilogía de un apocalipsis zombie, y desde entonces sigo ansioso cada publicación del libro que hace (que por cierto, juraría que este año toca, si el Covid no lo trastoca). Le han denominado "el Stephen King español". Las comparaciones son odiosas, pero sí es cierto que me gustan mucho sus novelas: Trilogía Apocalipsis Z, El principio del fin (reseñado aquí), Los días oscuros (reseñado aquí), La ira de los justos (reseñado aquí); El último pasajero (reseñado aquí), Fulgor (reseñado aquí) y Veinte.

También me gustaría recomendar la trilogía de 1Q84, de Haruki Murakami. Una novela ambientada en 1984 (reseñado aquí), y que aprovecha un poco del 1984 de George Orwell (reseñado aquí) pero no esperes leer una adaptación "a la japonesa". La historia es completamente original y fascina leer y conocer la historia.

Sobre los originales llevados a la pequeña o gran pantalla, me gustaría recomendar unos cuantos. El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle; posiblemente la novela sobre Sherlock Holmes que más veces se ha llevado al cine y la televisión. Una novela que nos llevará al páramo donde un perro fantasmal parece decidido a acabar con todo el linaje de nos Baskerville será el caso que el detective de Baker Street deberá resolver.

También me gustaría recuperar, aprovechando la reciente (y genial) adaptación a miniserie, Drácula, de Bram Stoker (reseñado aquí), la novela epistolar que dio forma al personaje que hoy tan bien conocemos, y que Coppola supo plasmar en su película. Una maravilla de gustosa lectura.

Volviendo a los terrenos más actuales, La materia oscura de Phillip Pullman también ha visto la luz los pasados meses. Si no te suena, es posible el sobrenombre "La brújula dorada" te sea más conocido, que fue el nombre con el que se comercializó la película. Pero el título original es Luces del norte, y dista bastante en el tono que se nos presentó la adaptación cinematográfica. La novela tiene un tono mucho más serio (que se plasmó de forma más acorde en la serie de la BBC). Creo que puede ser un buen momento para releer el primer libro y lanzarme con los dos siguientes.

Y una de esas joyitas que conocí por casualidad años antes de que llegase al cine, Ready Player One, de Ernest Cline, que nos sitúa en un futuro no muy lejano dominado por un juego de realidad virtual llamado Oasis. Cline tuvo mucho acierto adaptando el guión y las pruebas del recorrido al cine, pero también es cierto que las que aparecen en la novela se disfrutan con cada palabra. Entretenimiento asegurado.

Novela gráfica / cómic

Nunca tengo del todo claro cómo clasificar estas obras, así que pongo ambas categorías y que cada uno se sirva.

Sandman, de Neil Gaiman, es una obra que descubrí por casualidad. Por un regalo inesperado, vaya, y empecé leerlo. Un placer de lectura a través de páginas a todo color en la que nos sumimos en el mundo de los Eternos, la representación antropomórfica de conceptos como el Sueño o la Muerte (reseñado el primer volumen aquí).

"Recuerden, recuerden el cinco de noviembre. Conspiración, pólvora y traición". No podía dejar de recomendar V de Vendetta de Alan Moore. La historia que nos sitúa en una distopía fascista en la que el revolucionario V pretende derrocar al gobierno. La adaptación cinematográfica no gustó a muchos fans del original de Moore... es más, ni al propio Moore. Pero las Wachowski participaron en la producción y es la hostia (reseñado aquí).


Manga

Voy a ir cerrando la lista con alguna recomendación para quien gusta el manga Y por supuesto me toca recomendar Death Note de Tsugumi Ōba y Takeshi Obata. Aunque de sobra conocida, es una lectura al uso (no es que me haya leído todo el manga del mundo, pero en comparación, la cantidad de texto de Death Note es bastante grande). La historia de dos genios que se cazan mutuamente, uno de ellos que posee una libreta con la cual puede matar a cualquiera cuyo nombre conozca (reseñado aquí).

También el manga de Pokémon de Hidenori Kusaka y Mato. Admito que el anime me agotó hace mucho tiempo, pero el manga sigue una estela de historias muy diferentes (más parecida a la que vemos en los videojuegos pero historias nuevas y diferentes a estos). Además los tomos que estamos disfrutando en España son bastante largos, y además bien organizados por generación. Recomiendo la lectura de Rojo, Verde y Azul; Amarillo (reseñados aquí); Oro, Plata y Cristal (reseñados aquí).

Bueno, creo que por hoy ya he dado bastante la murga. Dejo de todas formas mi perfil de GoodReads donde tengo más libros puntuados y que os recomiendo ;)

Animal Crossing: New Horizons (opinión y eso)

El pasado viernes salió la nueva entrega de la saga Animal Crossing: New Horizons. Y disponiendo de una copia del mismo, tocaba empezarlo y jugarlo.

Para los que desconozcan la saga, se trata de un simulador de vida. En líneas generales te mudas a una nueva ciudad/pueblo/isla en este caso, y empiezas a hacer vida allí.

... Sí, es un resumen terrible, pero es la línea más general del juego. Entrando en detalles, en los nuevos destinos podemos hacer una vida normal: charla con los vecinos (unos carismáticos animales antropomorfizados), recados para ganarnos la vida, pagar una hipoteca (detrás de otra) para mejorar nuestra casa, amueblarla, ir de pesca o cazar insectos (no entremos con el tema "especistas", por favor), visitar tiendas, o ir a las islas de nuestros amigos gracias a Internet.

Pues bien, New Horizons es la quinta entrega para consola (sin contar los dos spin-off) de la saga. Cada juego ha buscado una forma de hacer innovación, y esta vez han optado por el Plan de Asentamiento de Islas Desiertas. Te mudas a una isla desierta con otros aventureros (tus nuevos vecinos) para poblar una isla deshabitada y empezar a formar un paraíso (tampoco me apetece hacer coñas de planes urbanísticos despiadados, de verdad).

Como concepto es original, ya que en la nueva isla no hay nada. De hecho, empezamos acampando en una tienda antes de que se nos de la posibilidad siquiera de montar una casa. Elegiremos la ubicación en la isla que hayamos elegido en primer lugar y allí empezaremos nuestra nueva vida.

Siguiendo la estela de los juegos actuales, se ha innovado en dos puntos: la aparición de las millas, que es la recompensa por el cumplimiento de pequeños objetivos a corto plazo (alias logros), y también del bricolaje, que es la recolección de materiales para conseguir herramientas, muebles y útiles para hacer más habitable la isla.

Y dentro del encanto del juego, y la absoluta libertad para hacer lo que queramos, he encontrado aquí un punto negativo con el principio del juego.

Casi al principio ya he tenido la opción de montar el museo (un clásico de la serie donde exponer la pesca, los insectos y los fósiles). Sin embargo, la isla carece de puentes, por lo que el límite de terreno para las construcciones es escaso. Fue difícil conseguir las primeras herramientas para montar primero la tienda de Tendo y Nendo, y luego poder hacer el puente (que espero ver terminado mañana) para no apelotonar todas las construcciones en el mismo lado de la isla. Además la pala, instrumento esencial para estas tareas, se me rompió justo después de tener el material mínimo para poder hacer esto.

Creo que no han estado muy acertados al poner algo tan "importante" nada más empezar. Que habrá quien no le preocupe en exceso tener una zona muy poblada y otra más desierta, pero a mi casi me quita la opción de elegir. No se si alguien más lo habrá considerado así.

Al margen de estas pegas iniciales, estoy disfrutando de la entrega como lo he hecho de las versiones anteriores. Cierto es que es un poco molesto que las herramientas no sean eternas, pero añade un toque de tiempo adicional para hacer cosas que los que conocemos la saga hace tiempo podríamos resolver en menos tiempo. Además, es un juego de día a día, por lo que conviene ir entrando con regularidad.

Los gráficos mantienen la esencia original en estilo, pero es la primera vez que un juego de Animal Crossing me parece fluido en el movimiento. En anteriores juegos de la saga siempre me había parecido que la consola debía darlo todo para poder mover los gráficos (y aún así me parecían lentos), pero en esta ocasión tiene un movimiento mucho mejor a la hora de mover al personaje, además de todas las animaciones "ambientales" (los gestos de los demás personajes, dinamismo, el moverse las hojas de los árboles o las flores), lo cual mejora en mucho la experiencia. Han depurado el código de maravilla esta vez. Mis dieses.

Obviamente esto son solo las primeras impresiones. Tendré que dedicarle días (a ratos) para seguir mejorando la isla y hacerla más habitable. Es además la primera vez que podemos usar muebles de interior en el exterior y es una idea que me apetece explotar. Aunque aún no he decidido el montaje (y no soy el único jugador de la isla, así que habrá que llegar a acuerdos). Pero los primeros pinitos han sido positivos.

Una digna continuación de la saga, que quiero comprobar hasta dónde puede dar de si.

¿En qué momento aceptamos la falta de educación como norma?

Sírvase el título del post como una pregunta al aire de las muchas que voy a hacer. No pretendo en ningún momento explicar (o pretender explicar) la causa. Simplemente son cosas que me barrunto porque cada día se me hace más complicada de aguantar la falta de educación humana.

Creo que quien más a quien menos se nos habrá inculcado unas pautas sociales. Del rollo "Se bueno, ayuda a los demás...", yo que sé, ese tipo de pautas simples para una convivencia normal. Por supuesto que habrá excepciones (como por ejemplo, el no tolerar los discursos de odio) pero no me apetece ir tan allá hoy. No es el punto de todo esto.

Léase por ejemplo un peatón cualquiera como pueda ser yo, o tú que me estás leyendo por alguna razón que no comprendo. Hay buenas series en Netflix, de verdad. Volvamos como digo a ese peatón que planea cruzar la calle. A pie, por un paso de peatones. Es la norma. Mira para cruzar. Es la norma. Y a una distancia como de diez metros, ve un coche que no frena. Mantiene la velocidad. ¿Acaso está acelerando? Pues a una velocidad constante ya te levanta la mano. Esa mano significa: "Disculpa, mi polla es más grande que la tuya y voy a pasar yo  primero, no te metas porque ya ves que voy a ir más rápido", y pasa ignorando la norma general de preferencia en pasos de peatón.

Veamos ahora el caso de un oficinista que está en el departamento tecleando y trabajando como un loco. Porque hay cosas que hacer y, aunque estaría mejor en su casa jugando a la consola, necesita vender su trabajo a cambio de un salario. Y al lado, otra persona en una situación más o menos parecida (ya sabemos que no existen dos casos iguales). Pero de pronto, esta segunda persona tiene una revelación, un cambio de rumbo, y le da por sacar el vaper y darse unas caladas. Haciendo un ruido que parece que está sorbiendo sopa. Con total tranquilidad por la ausencia de un jefe o responsable.

Pongamos que el peatón que ha llegado a la oficina y tras escuchar a ese vapeador sorbe-sopas tiene que volver a su casa en transporte público en una hora más o menos de conglomeración de gente. Está para eso, quien quiera ir amplio, que se compre un coche. El caso es que uno, en su intento por no convertir ese espacio cerrado en una lata de sardinas, se echa la mochila al suelo e intenta hacerse a un ladito. Fútil. Durante el trayecto se come tres mochilas ajenas y cuando llega su hora de bajar del vagón la persona que en suerte le ha tocado delante parece que se quiere quedar ahí a vivir y no se mueve. Y así otras tres personas.

Estos tres tipos de situaciones me las tengo que comer a diario. Y sin una salsa que hagan que pase mejor. Y no puedo dejar de preguntarme... si yo voy por la vida, intentando no estorbar a los demás, ¿por qué cojones me tengo que tragar todas las faltas de los demás? Y lo que es peor, ¿por qué lo aceptamos como algo válido y normal?

¿Por qué tengo que aceptar que ese conductor sea un puto peligro que se puede llevar a cualquiera por delante? ¿Por qué tengo que aceptarle los humos al gilipollas del compañero? ¿Por qué la gente no puede utilizar el transporte público como personas y no como ganado? ¿Por qué tengo que aceptar sin más que "la gente es así"? No es algo que me resulte fácil de aceptar porque se escapa a mi sentido de lo que es y lo que no es justo?

Yo puedo aceptar que a la gente le guste salir de fiesta mientras que yo prefiero café y paseo. Y no pasa nada.

Y que la gente quiera escuchar regguetón mientras yo prefiero deleitarme con unos buenos temas de metal (PD: los auriculares se inventaron por una razón: úsalos en espacios públicos).

La sociedad tiene unas preferencias que se alejan de las mías y me parece bien, que no hay problema con eso, que lo acepto y ya está, no tengo problema en ser "el que desentona". Si le traigo al mundo sin cuidado, y se vive así muy bien.

Pero no es lo mismo aceptar unas diferencias en cuestión de gustos que en cuestión de tener educación. Cada día me topo con más gente maleducada, y se me hace muy cuesta arriba tolerarlo. Se escapa por completo a mis esquemas, no lo entiendo. Y en este caso, no entenderlo, no me permite aceptarlo. Simplemente, es superior a mis fuerzas. La paciencia es una virtud, de la cual yo ando justita. Los tres ejemplos que he citado arriba son solo algunas de las situaciones que me toca aguantar varias veces por semana.

Y, si me rebelo ante eso que no me parece correcto, automáticamente el malo de la película seré yo. Y, socialmente, está aceptado que "llegará el día que me partan la cara" por ello. Y sé que puede ser así. Pero no me da miedo el hecho de que pueda ocurrir. Me aterra el hecho de que la respuesta sea: "Se veía venir". Porque supondrá la confirmación de mi teoría: el mundo es maleducado, y hay que tolerar esa falta de educación.

Pa' llorar.

1Q84. Libros 1 y 2, y Libro 3 (Haruki Murakami)

Muchas ganas tenía yo de leer alguna obra de Haruki Murakami. Y de hecho ya lo hice el año pasado con la lectura de "1Q84. Libros 1 y 2". Pero ya sabéis que Felikis hace reseñas cuando le da por ahí. Y hoy, habiendo terminado la lectura de "1Q84. Libro 3" he pensado que tendría más sentido hacer una review completa de toda la trilogía que solo del tercer libro. Por saber de qué estamos hablando, básicamente.

"1Q84" es un juego de palabras con la "1984" de George Orwell, porque en japonés la Q y el 9 son homófonos, pronunciados "kyū". Pero quien se espere una novela sobre una distopía, se puede ir dando la vuelta. "1Q84" no es una distopía, no al uso al menos. ¿Es esto algo malo? En absoluto, pero por supuesto, habrá quien no le guste.

Cada libro se compone de episodios alternando sus dos protagonistas: Aomame y Tengo. De hecho, se podrían leer únicamente los capítulos de uno de ellos durante los tres libros y tendríamos una historia con principio, desarrollo y final, pero existe una simbiosis entre las narraciones de uno y otro que harían que la obra estuviera incompleta por todas partes. Y por cierto, me alegra haber tenido alguna ocasión de emplear la palabra "simbiosis", no me ocurre con frecuencia y me parece una palabra muy bella.

Por dónde iba yo... ¡ah, sí, los protagonistas y las tramas! Vamos con ello. Así que... ⚠️ Aviso: estás entrando en la zona de spoilers ⚠️

Aomame es la protagonista femenina de la novela. Tiene 30 años, está soltera, y se gana la vida como fisioterapeuta y profesora de artes marciales. Pero una de sus clientes también la ha contratado como asesina a sueldo: se encarga de aquellos hombres que han maltratado a mujeres. Y durante uno de sus trabajos, sin darse cuenta, se verá adentrada en el mundo ilógico de 1Q84. Durante toda su trama conoceremos detalles de su vida en la niñez, su relación con la Asociación de los Nuevos Testigos, y lo más importante, cómo quedó marcado su corazón por...

Tengo, el protagonista masculino. A sus 30 años de edad es profesor de matemáticas en una academia y aspirante a escritor, que recibe un encargo de un editor: corregir una novela titulada "La crisálida del aire" escrita por una adolescente, para que gane el concurso de la editorial y repartirse los beneficios con la joven autora. Y este será su propio camino para adentrarse en la alternativa realidad de 1Q84. Y, como no podía ser de otro modo, lleva veinte años enamorado de una Aomame a quien perdió de vista.

También conviene mencionar a una de las detonadoras de la historia: Fukaeri (una contracción de su nombre, Eriko Fukada), la joven que cuenta la historia de "La crisálida del aire" tras haber escapado de su padre: el Líder de la organización religiosa Vanguardia.

Con el paso de las páginas la novela sigue la transformación natural de la vida de sus protagonistas: algo que parecía una historia normal sobre dos personas normales (que nadie se espere grandes dosis de acción en la novela, aunque todo sea dicho: no lo necesita) empieza a tornarse en algo diferente, algo de fantasía. Y es que la distopia de Murakami no se basa en la figura de un señor (o más bien, de un sistema) que vigila todos y cada uno de los movimientos de la sociedad. 1Q84 está regido por las reglas de la Little People (en contraste con el Big Brother), las cuales no me apetece entrar en detalle: es mejor leerlo, y una vez entendido, juzgar uno mismo. Personalmente, me ha gustado.

Las historias de Aomame y Tengo seguirán paralelas durante toda la narración de los dos primeros libros, con Aomame llevada a lo que más marcará su vida: debe eliminar al Líder, mientras que Tengo se topará de pronto dentro de la trama de haber amañado un libro que ha llamado demasiado la atención. Demasiado para una chica de 17 años que sufre dislexia y no es especialmente sociable...

¿Pero y el Libro 3? ⚠️ Advertencia: más spoilers ⚠️

Sería impensable terminas 1Q84 en el segundo libro, por lo que hay una última parte: el libro 3, en el cual se añade otro personaje más a la narrativa:

Ushikawa es un investigador privado. ¿Su cometido? Encontrar a Aomame por orden de Vanguardia, quienes ya recurrieron a él tras la publicación de "La crisálida del aire". Lo que tiene de feo (algo que Murakami nos recuerda con frecuencia) lo tiene de astuto, y no tarda en darse cuenta de que hay "algo" entre Aomame y Tengo. "Algo" demasiado ilógico para ser real. Es quien más se resiste a creer en el mundo de 1Q84, pese a que ilógicamente es la explicación más lógica, y quien da el toque de acción a la novela, intercalando sus capítulos con los de Tengo y Aomame.

Murakami nos plantea así varias historias que encajan muy bien unas con otras, desdibujando la línea que separa la realidad de la imaginación para que convivan en el perfecto espacio de los tres libros. E incluso, dentro del caos que supone la realidad de 1Q84, todo está perfectamente conectado entre sí. Hay que olvidarnos de la realidad tangible para digerir la narración.

Debo decir que encuentro curioso el estilo en la novela (no he leído otras obras de Murakami para comprobarlo) que es una narración basada en la reiteración de términos. Las expresiones que emplea Murakami una y otra y otra vez para referirse a las mismas personas, haciendo así una narración basada en reiteración de términos. Obviamente, tampoco es para todo el mundo leer unas 1.500 páginas (por aproximación) cuando cada dos por tres te encuentras con la narración basada en la reiteración de términos, pero es un sello de identidad de 1Q84. Con mucha frecuencia encontraremos las mismas palabras en el mismo orden, en una narración basada en reiteración de términos (¿demasiado para el cuerpo? Ya paro).

Y la novela es muy rica en detalles. La narración sabe tomarse sus pausas en los detalles y nos presenta unos flashbacks (ya sea por conversaciones entre los personajes, o por los monólogos de sus propios pensamientos) todas las historias que, de un modo u otro, arrastran a las almas incompletas que son Tengo y Aomame, a un mundo que no es exactamente el mismo que pensaban. Y no sobran detalles superfluos. Todos los personajes cumplen con su cometido sin estar "tiempo de más" o entrando en detalles que no sean relevantes.

PERO.

"1Q84. Libro 3" no es un libro perfecto, si es que puede existir tal cosa. Y es que Murakami hace un cierre de la trama principal de los protagonistas, haciéndoles un verdadero regalo, pero dejando demasiadas tramas e incógnitas sin despejar al final para mi gusto. No estaría mal que se decidiera por escribir "La crisálida del aire", pero no como la obra escrita dentro de la novela, sino como secuela que termine de contar todo aquello que conocemos, que nos podemos hacer a la idea de qué pasó (usando mucho la imaginación), pero que al final se siente que nos pide un buen cierre.

Todas esas historias de los personajes que ocupan su espacio justo y necesario en el pasar de páginas de la novela también merecen ser contadas. En el mismo estilo, sin entrar en florituras, pero recordar que han estado ahí, y que al final de todo, existen.Tenía muchas ganas de conocer el desenlace de la novela, pero en esta ocasión, ha sabido a poco. Satisfactorio pero insuficiente.

Ha sido un largo recorrido conocer el año 1Q84, y estoy seguro de que perfectamente podría haber un 1Q85 que terminase de contar la historia. O más bien, que la continuase a un final que dejase menos sensación de "¿Y ya está?".
  • "1Q84. Libros 1 y 2": ⭐⭐⭐⭐/5
  • "1Q84. Libro 3": ⭐⭐⭐ y media/5

Pokémon Espada y Escudo

Hace ya varios meses dediqué varios hilos de Twitter para hablar de todos los juegos de la saga principal de Pokémon. Ahora, habiendo pasado un tiempo desde que completé y digerí Pokémon Espada va siendo el momento de escribir al respecto, pero no en pequeños tuits, sino una review un poco más grande.

⚠️ Nótese que el post desvelará cosas sobre la trama y tal, lo digo por si no te quieres comer spoilers ⚠️

Hasta donde he prestado atención me ha dado la impresión creo que ha sido la salida de unos juegos de la saga principal más polémicos desde antes de la salida. Sí, es lo que tiene pegarle un "tajo" a la Pokédex reduciéndola de 890 criaturas a 400. Pero no "bien", como en Sol/Luna/UltraSol/UltraLuna (que podías traerte los Pokémon de antiguos juegos, aunque no estuvieran en la Pokédex del juego) sino que directamente no estaban programadas para aparecer en el juego. A día de hoy, se sigue tuiteando con el hashtag #BringBackTheNationalDex.

Pero incluso con estos cambios, había que probar Espada y Escudo, los primeros juegos para Switch al estilo tradicional (Let's Go Pikachu/Eevee tenían la mecánica del juego de móviles Pokémon Go).

Así que nos topamos, una vez más, encarnando a un avatar que va a empezar su viaje Pokémon con su amigo de la infancia Paul. El objetivo, el clásico: completar el desafío de los ocho gimnasios Pokémon y alzarse con el título de Campeón de la Liga Pokémon. No es nuevo, pero la fórmula funciona... al menos a medias.



En compañía de Grookey, Scorbunny o Sobble exploraremos la región de Galar, atrapando otros Pokémon (nuevos y clásicos) para formar el equipo que nos alce hasta la victoria. En esta ocasión, elegí a Scorbunny, porque tiene un yo que se qué que qué se yo. Si no... Grokkey, te hubieras venido conmigo.

La región de Galar es preciosa. No puedo definirla de otra forma. Y tal vez me tenga que comer mis palabras de que Kalos está después que Johto en mi corazón... La región es enorme, está cuidada con mucho mimo y mucho detalle, es un verdadero gusto recorrerla de seguido (y no con esos cortes en medio del camino como en Alola). Obviamente, no todo el mapa es de seguido, pero la sensación de amplitud y de movimiento es enorme, y eso sin entrar en el Área Silvestre, de la que hablaré un poco más tarde.

Antes he mencionado que la fórmula tradicional funciona a medias. Y es que un juego que da tanta impresión de libertad en todo momento se contradice consigo mismo en algunos puntos. El ejemplo más claro: los primeros gimnasios del recorrido. Están montados para hacerlos en el orden en que te los presenta el juego. ¡Con lo bien que hubiera quedado poder elegir por dónde desplazarte, y que el nivel de los líderes de gimnasio aumentase gradualmente de acuerdo al número de medallas conseguidas! Es un cartucho perdido, me temo. Y esto se podría aplicar a la segunda parte del recorrido, de no ser porque ahí al menos metieron bastante más "chicha" en la trama.

También han querido re-utilizar una carta de la séptima generación: los dos equipos rivales.



Siendo nuevamente el primero una "excusa", el Team Yell, que viene a ser el Team Skull pero con otras pintas. Pretenderán molestarnos a lo largo de la aventura, pero el "grueso" del asunto, una vez más, recae sobre un puñado de gente de la que todo el mundo pensaba bien pero que ¡rechulta que chon maloch! 🤡 Segundo cartucho desperdiciado por parte del juego

 Y el tercer "cartucho" sería el hecho de... ¿por qué vuelve a ser tan lineal? A lo mejor es una impresión mía, pero nuevamente estamos en un juego de "ve aquí, ahora aquí, ahora aquí, y es imposible que te pierdas"... En ese sentido añoro un poco más los mapas más rebuscados y que la trama surja más espontánea.

Incluso con todo eso, he disfrutado de jugar Pokémon Espada. El Área Silvestre es un gusto descubrirla y acudir diferentes días para ir completando la Pokédex en tan vasta extensión, y la idea de las Incursiones como modo colaborativo entre jugadores es una buena herencia de las Incursiones de Pokémon Go. Combates de 4 contra 1 pero que no en pocas ocasiones me he visto arrastrado a una derrota y vuelta a intentarlo.

El fenómeno Dinamax (y la variante Gigamax) quedan bien como novedad, aunque personalmente no llega al nivel de las MegaEvoluciones. No es que Felikis se esté convirtiendo en un anciano, sino que este fenómeno me parece, como los Movimientos Z, una carta que desequilibra mucho la balanza. Insisto, es una impresión, y tengo que reconocer que hay formas Gigamax que me gusta el aspecto que tienen.

Y ahora, entremos en un par de especulaciones "a futuro".
  • Pokémon Home, la evolución del Banco de Pokémon. Me interesa bastante, de hecho, tengo pagado el Banco de Pokémon. Sin embargo, esta evolución me ha parecido muy cara en comparación por lo que ofrece. Tendré que usar el mes de prueba para hacerme una idea de hasta dónde está bien esta idea.
  • Pases de expansión: una idea interesante: en lugar de ofrecer una tercera entrega de los juegos que supone pagar otro juego completo por unas pequeñas mejoras, directamente se nos ofrece todo el contenido adicional (con más trama, según hemos podido entrever) por menos precio. Habrá que ver si ese contenido merece el dinero invertido al respecto... Y si conviene reiniciar la partida, como muchos están pensando hacer, para no llegar a las nuevas áreas con un equipo al nivel 100.
  • Pokédex: ¡vamos! Estáis añadiendo otras 200 criaturas. ¡Podéis hacerlo con todas!
En resumen: unos buenos juegos que, si bien no sacan todo el potencial que podrían haber tenido, resultan simpáticos de jugar, y se le pueden dedicar horas al Área Silvestre.

Y así por autobombo, un enlace a las críticas que hice de los anteriores juegos de la saga:

Un sub-departamento de I.T. (post serio)

(publicada originalmente el 13 de octubre de 2019)

Pero con trazas de humor.

La verdad, he pensado mucho en cómo enfocar este post. Perfectamente podría haber tirado de retórica y construir algún capítulo de “Informática dígame“, pero algo me decía “No esta vez, hay que escribir algo más decente”. Y en ello me ando, aunque a pesar de lo cual, el uso del sarcasmo, la sátira y la hipérbole son inherentes a mi cuando se trata de narrar o contar algo.

Trabajo en una de las muchas oficinas que hay en Madrid, pero no soy tan gilipollas como para dar nombres. También puedo decir que trabajo en una de las partes de todo el conglomerado de la informática. “Sistemas y Soporte”. No es el nombre oficial, pero me no me resistía a hacer el juego de palabras con las siglas y además se acerca bastante más a mis labores que el término oficial, así que me cubre y sigo.

El caso es que en esta clase de trabajos normalmente el trabajo se divide entre los que hacen más Soporte, que es atender a los usuarios, sus problemas, y sus faltas de respeto y otros que están más en Sistemas al tener más experiencia. Esa experiencia muchos días me pregunto si fue en Informática o en algo que no haya tenido nada que ver. Pero bueno, tienen experiencia.

Un servidor es una aplicación en ejecución capaz de atender las peticiones de un cliente es un híbrido entre ambas cosas. Algunas veces al gusto, la mayoría de las veces según las necesidades que haya en ese momento, porque aunque no se hacerlo todo, sé hacer de todo, lo cual, al menos subjetivamente, me ha permitido ampliar mis conocimientos y experiencia en herramientas más avanzadas pero manteniendo los pies en la tierra y la empatía hacia otros compañeros “en rango más bajo”.

Normalmente, desde mi posición, veo bastante más allá de mis narices y soy bastante consciente del alejamiento que suele ir entre Sistemas y Soporte. Y puedo decir que la causa más grande del distanciamiento suele ser la falta de información respectiva entre ambos grupos.

Aunque también influye mucho el tema de la educación, que hay gente que se la deja en casa. No quiero ir de santo, faltaría más. Probablemente soy, de espaldas, el informático más faltón. Con los usuarios. Porque no soy un santo pero tampoco imbécil, y no voy a decirle a alguien: “¿Es que no tienes ojos? Está ahí el puto botón”. Le digo “Mire, la opción que busca es esta que está aquí escondida”, y una vez cuelgo, ya digo al auricular colgado “Y conozco una óptica buenísima que le puedo recomendar”.

Pero en lo que respecta a mis compañeros, intento morderme la lengua. O intentaba. Con “Felipe Lotillero” ya no tengo esa consideración porque me ha demostrado que no la merece, y si sus actos me demuestran que él mismo no respeta al resto del grupo, por qué pollas no voy a ponerle a parir cuando me apetece.

En fin, que me lío. El caso es que esta clase de personas (en Sistemas) que en cuanto cae una tarea “rutinaria”, ¿sabéis?, de esas de “esto es muy aburrido e indigno de realizar por mis experimentadas manos” delegan. Y delegan a las malas, sin educación, arrojando la basura fuera de “su tapia”. Y no se da cuenta de que la tapia es la misma para todo el grupo, solo la mueves de lugar.

Porque me dirán ustedes si es lo mismo decirle a alguien: “Mira, necesitamos que entre dos o tres veáis esta hoja, hay que llamar a esta gente y hacer esto, mira, aquí está explicado, si falla alto me puedes avisar, se tiene que hacer en este rango de horas que es cuando están…” que enviar un correo tipo “Adjunto hoja y pasos para realizar. Un saludo”. Me cago en tu puta estampa. Dedica cinco putos minutos a hablar con alguno de ellos por teléfono, hostias.

Bueno, es que a lo mejor no tienen tiempo para explicarlo… Sí lo hay, sí lo hay, pero ese tiempo prefieren dedicarlo a realizar algo que pueda llamar la atención de los jefes y llevarse una palmadita en la espalda o una medallita porque lo están haciendo estupendamente invisibilizando el trabajo de terceros. Os juro que me dan ganas de vomitar.

Estas personas son las mismas que no quieren “perder el tiempo” formando a la gente. Dicen “manual”. A un COMPAÑERO DE DEPARTAMENTO. COM-PA-ÑE-RO. Palabra desconocida para muchos. Absolutamente inaplicable para este ser.

Hay gente que es capaz de ayudar a descargar una furgoneta con material sin despeinarse, y hay gente que les da miedo llenarse de polvo la camisa solo por conectar un USB al ordenador de un usuario. Jamás lo entenderé. En primer lugar, porque como he dicho, no hay tapia. En otras palabras, siendo el grupo de Sistemas y Soporte todos externos, todos somos parte de la misma mierda. Mejor dicho, somos la misma mierda. Piezas prescindibles que debemos hacer que todo funcione lo mejor posible el mayor tiempo posible. Punto.

Yo por mi propia naturaleza no puedo pasarme la jornada entera de toda la semana sentado en mi sitio tocando los sistemas. Soy inquieto, necesito ponerme en pie, ir a buscar un ordenador para maquetarlo y montarlo, o aunque sea ir a colocar las cajas con el material porque lleva más y no queda espacio en el almacén. Let’s do Tetris. Que no hay nada indigno por ello, “aunque no sea mi cometido principal”, me la suda mi cometido principal o no, mi cometido es trabajar y que salga el trabajo adelante, punto, no me va a salir urticaria.

Porque si mañana, por el motivo que fuera, se joden los 90 ordenadores de las personas de la primera planta, que es improbable pero puede ocurrir (recientemente ya tuvimos una “actualización de la muerte”), no importa “tu cometido”, te vas a tener que poner codo con codo con los demás a preparar equipos para que las 90 personas puedan trabajar lo antes posible.

Ese pensamiento del “No, yo aquí no estoy para eso” es del todo erróneo y una falta de respeto. Hemos tenido y tenemos compañeros que, efectivamente, su cometido no era encargarse de los ordenadores. Y han ayudado a mover, y a preparar y han metido la cabeza un poco en la informática para aligerar la carga de las tareas. Y por supuesto, se ha respondido de modo proporcional a lo mismo.

En fin, poco más que decir, solo quería soltar esta bilis antes de que me comiese por dentro. Odio esta clase de situaciones, son superiores a mi. Voy a ver si al menos convenzo a los jefes de poner así la puerta del departamento:

Élite

(publicada originalmente el 27 de septiembre de 2019)


Con dos post en borradores… por qué no. Review de una serie, que últimamente les dedico poco tiempo (me es más fácil tirar de refritos que ponerme con series nuevas, como con las pelis). Y ya de paso, una de esas que tiene el punto de la polémica en las redes, porque una noche tranquilita no merece la pena. Habrá spoilers, de esos suaves, pero igual no te apetece enterarte. Yo que sé, hay otras páginas por internet para leer.

No voy a negar la evidencia. En Élite no cuela la edad de los actores. No, no aparentan dieciséis años reales. Aparentan dieciséis años idealizados en la grande y pequeña pantalla. Pero joder, que conozco gente que está entre los 16 y los 18 y parecen unos niños en comparación con el reparto. Y tampoco voy a negarlo: no hay quien se identifique con la vida de los estudiantes de Las Encinas. Pero bueno, pongamos el filtro de estamos viendo ficción y al meollo (opinión personal: puestos a elegir, preferiría una vida a lo Sherlock Holmes).

La premisa parte de la llegada de tres jóvenes, Samuel, Nadia y Christian al prestigioso colegio Las Encinas, como indemnización tras el derrumbe que sufrió su anterior instituto. De orígenes humildes, chocan rápidamente los estudiantes del centro, pertenecientes a las clases más altas… sí, unos snobs. Pero no importa tu estatus social cuando ocurre un asesinato, y nadie tiene claro quién puso ser el asesino.

La estructura narrativa de la serie me recordó irremediablemente a How to get away with murder: flashbacks que nos narran cómo fue la llegada de los tres nuevos estudiantes, intercalándolas con los interrogatorios en el momento presente a todos los posibles implicados en el asesinato, intentando averiguar quién es el asesino.

En el mismo estilo, la segunda temporada nos mostrará las consecuencias que ha tenido aquel asesinato en las vidas de todos, además de nuevos compañeros para poner aún más patas arriba la convivencia en el centro.

Antes he dicho que las vidas de los estudiantes de Las Encinas son difícilmente identificables con la mayoría de personas de 16 años. Y lo mantengo: se nos presentan como una gente de un club selecto rodeados de lujo, las mejores compañías, follando sin conocimiento… Pero sí que hay partes en las que podemos “rascar” temas interesantes, y es básicamente el choque cultural que nos encontramos entre los hijos de los privilegiados y los que proceden de ambientes más humildes.

El caso más claro lo encontraríamos con Nadia (Mina El Hammani). De origen palestino y musulmana, hija de los dueños de una frutería, no tendrá fácil encontrar su sitio en una escuela de blancos ricos. Menos aún cuando sus capacidades para el estudio rivalizan con las de Lucrecia “Lu” (Danna Paola), considero que la alumna más arrogante de todo el centro. Lu (a quien reconozco el papel que hace la actriz porque siento una fuerte repudia hacia el personaje) hará todo lo posible por superarla, incluso instará a su novio a que seduzca a la chica.

Por su parte, Samuel (Itzan Escamilla) es un joven trabajador, de barrio, que cae ante los encantos de Marina (María Pedraza), una joven rica que (además de la hija del constructor que debió indemnizar por el instituto derrumbado) da la espalda a sus amistades de toda la vida y se acerca a sus nuevos compañeros. Esto no sienta muy bien a su hermano Guzmán (Miguel Bernardeu), quien considera que los nuevos becados no deberían estar allí… pero será Nadia su talón de Aquiles, por idea de Lu. ¿Alguien ha dicho triángulo amoroso? Que sean dos, porque Nano (Jaime Lorente), el hermano de Samuel, también quedará prendado por Marina.

El tercer becado, Christian (Miguel Herrán) se verá envuelto en una extraña relación a tres con Carla (Ester Expósito) y Polo (Álvaro Rico), que a su vez son amigos y conocidos de Marina. Aunque su papel en la segunda temporada se reduce mucho (problemas de agenda, a pesar de los cuales su ausencia se justifica a la perfección), tres nuevos estudiantes aparecerán en Las Encinas en la temporada dos.

Racismo, clasismo, aceptación de uno mismo, enfermedades de transmisión sexual, consumo de sustancias, amores prohibidos, culpabilidad… Las tramas de Élite podrían ser un culebrón de varios cientos de episodios, pero afortunadamente, se han contado actualmente en dos temporadas, ocho episodios cada una, cincuenta minutos por episodio (veremos si la tercera no supone un revés). No se narra más de lo necesario, no entramos en episodios vacíos ni reiteraciones.

Incluso la segunda temporada logra mantener el nivel de la intriga. Sí, repite la fórmula de mostrar la consecuencia al principio, narrar los actos que llevaron a tal, y finalmente la sorpresa en el final cuando todo se revela y nada queda. Porque después de estos episodios, mientras algunos personajes ya los tengo bien “calados”, otros en cambio parecen un misterio insondable y sigo sin tener claro cuál es su juego.

Ciertamente no es una mala serie. Aunque, a pesar del boom que ha supuesto, yo tampoco la catalogaría como la serie del año, ni de lejos. Pero se deja ver y está bien contada. Falla, como apoyé al principio, en la falta de conexión con la realidad de una persona promedio de dieciséis años. Hay que verla como una ficción, una historia que les ocurre a unos personajes. Y que, todo sea dicho, afortunadamente no nos ocurren a nosotros.

Puntuación: ⭐⭐⭐’5 / 5

Me va a tocar sufrir con el carné de conducir (1)

(publicada originalmente el 14 de septiembre de 2019)

Pues después de mucho remolonear, de pensarlo sin total seriedad, de que sí pero no, he decidido sacarme el carné de conducir. Dicho de otro modo, en meterme en una sucesión de pagos de matrículas, tasas, exámenes… y luego del coche, el seguro, más tasas, aparcamiento, combustible… Qué independencia te da el coche.

Pero eso, que me he apunté a la autoescuela, y a cambio del desembolso económico, recibí entre otras cosas el manual que deberé aprenderme para capacitarme a conducir. Y voy a aprovechar la tribuna que me brinda montarme un blog para comentar las gilipolleces que se me van ocurriendo mientras lo leo.

En serio, iba esta mañana en el tren, pretendiendo familiarizarme con la teoría, y me he visto a mi mismo como Sheldon Cooper (personaje de la sitcom The Big Bang Theory) en el episodio en que se quería sacar el carné.

⚠️ Advertencia: a partir de este punto, toda idea expresada es una exageración, una sátira. No os lo toméis en serio. Mi idea expresando los siguientes párrafos es ayudarme a que ciertos conceptos se me queden mejor en la mente.

Y apenas volteo la primera hoja, en la cual se van desglosando algunas definiciones, me tomo con un término. “Tara o masa en vacío: masa del vehículo“. A tomar por culo. Masa en vacío/vehículo. Vale, viene a ser lo mismo. Pero ¿”tara”? Para mi, tara, de toda la vida como definición, es lo que tiene la ropa o los electrodomésticos en los outlets: un pequeño defecto que no imposibilita que la prenda sea ponible o que el aparato funcione correctamente. Ah, y un nombre de mujer muy bonito.

Luego voy avanzando por el texto, y en fin, una serie de prohibiciones que se podrían resumir en “No repitas lo que has hecho en el Mario Kart, Grand Theft Auto, y similares”. Unas cosas básicas que más de alguno de los que conducen por mi ciudad deberían recordar: no os van a dar puntos por atropellar gente en los pasos de cebra. Gilipollas.
Y sigo leyendo el manual, y venga. Clasificación de los tipos de vía. Por ubicación. En poblado. Y tengo que callar al Felikis payasete para no pensar “poblado, vale, pero ¿y si no es un poblado y es una ciudad del tamaño de Ciempozuelos?”. No, venga, centrémonos.

Y leo. “Travesía: el tramo de la carretera que discurre por el poblado excepto aquellos con vía alternativa a la que tienen acceso”. Y justo después. “Vía urbana: todas las vías de la población excepto las travesías“. … ¡¿Pero en qué se distinguen?! ¡Pon el asfalto de la travesía en color azul marino, o adorna la vía urbana con luces led! ¡Visualmente no encuentro la diferencia!

Va a ser un largo y arduo camino. Voy a necesitar toda mi concentración para pasar con éxito el teórico. No me juzguéis, hace tiempo que dejé de consumir libros didácticos. Seguiré informando de mis progresos y comentando las idas de olla que se me ocurran.
Ah, y por si alguien no entendiera la referencia sobre Sheldon Cooper…

 

“Reina Roja”, de Juan Gómez-Jurado

(publicada originalmente el 9 de septiembre de 2019)


Apenas empieza septiembre, y tengo la impresión de que pocos libros más voy a poder devorar con este ímpetu. Por temas que no vienen al caso. En cualquier caso, la lectura de “Reina Roja” de Juan Gómez-Jurado (a quien tuve la oportunidad conocer y que me firmase un ejemplar de “Espía de Dios” en una Feria del Libro) ha merecido la pena cada página. Vaya, y también me pasó con “Cicatriz”.

[⚠️ Habrá spoilers a lo largo del post, aunque no soy tan cabrón como para destripar el final. De verdad, que sé lo que jode.]

Y es que realmente la historia es capaz de engancharte de principio a fin. Máxime cuando la presentación de la protagonista de la novela, Antonia Scott, se realiza de ese modo, con un extraño ritual que le enfada que le interrumpen al entrar. Y por supuesto, quien comete tal osadía es el protagonista, Jon Gutiérrez. En esas primeras páginas, cuando vemos qué ha llevado a Jon a conocer a Antonia, y las primeras palabras que cruzan entre ellos, hacen notar que la historia promete.

Antonia es uno de esos personajes de ficción que podríamos llamar “excéntricos entrañables”, pero que en el trato real, en el tú a tú, tacharíamos de “insoportable”. Muy insoportable, de no querer volver a hablar con ella ni del tiempo que hace. Y es que Antonia es uno de esos genios que nacen una vez cada muchos años, y su ya de por si aguda inteligencia ha sido entrenada (como dice ella) para romper sus propios límites. Eso la convierte en una deduccionista muy buena, que ha colaborado con la policía en varios casos, hasta que un accidente le hizo alejarse de todo. Que sea tan difícil en el trato no ayuda cuando quieren que vuelva a colaborar con una investigación.

Y esa tarea recae en el pobre Jon Gutiérrez, un policía sancionado por inocentón. Y por pensar que “el fin justifica los medios”, cavándose su propia tumba en los medios de información. No es que sea mal tipo, es que es muy impulsivo (y no son pocas las veces que vemos que tiene que controlarse en la novela), pero a lo largo de las páginas se ve fácilmente que tiene buen corazón. Tal vez demasiado. Su patinazo le ha hecho mezclarse con el extraño proyecto Reina Roja. Y esto es una observación personal, pero en mi mente asociaba al personaje con Jon Plazaola.

Los dos protagonistas se ven envueltos en una investigación que no parece tener mucho sentido. Un cadáver hallado en un bastión inexpugnable en la teoría, el hijo de una de las personas más influyentes de España. Pero Antonia no tarda en darse cuenta de que el escenario ha sido un montaje. Paralelamente a estos actos, una segunda víctima resulta raptada, iniciándose una cuenta atrás para salvar una vida, en la cual podrán contar con muy pocas ayudas.

Juan Gómez-Jurado no se limita a presentarnos a Antonia y Jon y sus puntos de vista, muchas veces saltando entre uno y otro rápidamente para proporcionarnos el máximo de información posible. También nos permite conocer a varios personajes a través de sus breves pero intensos capítulos. Desde el policía estrella que no tiene especial confianza en los asesores que le han impuesto, hasta el propio culpable de los crímenes a los que se enfrenta la pareja; con Carla, la víctima, también entre medias con un intenso relato de su cautiverio.

Una buena novela policíaca, aunque no se queda ahí únicamente. El autor aprovecha para narrar, mezclando realidad con ficción, historia de ciertos personajes relevantes de España, así como parte de la historia de la capital (desconozco hasta qué punto hay mito y hay realidad, pero me gusta imaginarme que lo que cuenta es verdad, porque mola), añade tintes de crítica social hacia el actual sistema de producción y consumo; e incluso explora un poco las pruebas a las que se tuvo que enfrentar Antonia para llegar a ser quien es (y espero conocer más de esta parte de su vida en la secuela, “Loba Negra”).

He disfrutado de cada una de las páginas de la novela. Ayuda en parte que el género en sí me guste, pero no es suficiente para que me enganche cualquier libro. Juan Gómez-Jurado sabe contar historias y esta, una vez más, me ha encantado.

Puntuación: ⭐⭐⭐⭐ y media/5