Imagen de La lucerna encendida |
Malos pensamientos por todas partes. Y me deprimo, y no sólo por eso, sino por otros asuntos personales que bueno, prefiero comerme con patatas y con sal, que en Internet... nada es privado.
Entre unas cosas y otras, nos venimos abajo, agachamos la cabeza resignados y tragamos. ¡PUES SE ACABÓ, COÑO!
La vida es demasiado breve como para permitir deprimirnos. Son tiempos difíciles, sin duda, pero hay que hacer lo imposible por mantener una sonrisa en la cara. Que sí, que es algo que se dice fácil, pero si perdemos la alegría, lo perdemos todo, señores.
Tenemos que sentirnos lo mejor que podamos, ayudar a la gente, y ser alegres. Desde aquí mis mejores deseos para vivir con optimismo (aunque desde luego, siendo siempre realistas, que luego hay peña que se sube demasiado a la parra y vive en un cuento de hadas).
¡ANIMO!
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