Fama y comportamiento


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Pues sobre esto vengo a hablar este lunes, ¿hasta qué punto puede ser borde un famoso?. Me planteó la cuestión una amiga este fin de semana, y la verdad, no tuve que pensar mucho para responder a ello: el mínimo.

Es decir, el hecho de que un tipo sea famoso no implica que no sea humano (que es lo que parece que sienten muchos cuando se topan con uno) no le exime de tratar bien a los demás. Factor humano: todos tenemos nuestra personalidad, nuestra forma de ser. Más alegre, menos alegre, más vivo, más abierto, más reservado, que te de por saltarte las vallas de seguridad para hacerte una foto con tus fans o que prefieras caminar rapidito porque te da vergüenza ver a toda la gente que te pida un autógrafo.

Y otro factor humano, todos tenemos días mejores o días peores, ya sea porque el café no nos ha salido del color que nos gustan o de que hemos llegado tarde a un sitio por culpa del tren/atasco. Eso nos pasa a todos.

Pero no se puede olvidar a quien debes la fama. Lo explicó muy bien Homer Simpson en el episodio Homerazzi. No creo que sea mucho pedir un poco de amabilidad por su parte. Ojo, hay de todo, famosos que son un cielo cuando están con los fans, y otros que merecen un empujón a la carretera cuando pasa el bus de las 4. La fama está otorgada por los fans, personas que te siguen por el motivo que sea, porque actúas muy bien o eres una belleza, ¡da igual! ¡Ahí les tienes! ¡Trátales mejor! ¡No se trata de que les invites a jugar a la Play en tu casa! ¡Pero tampoco de que les escupas!

Digo yo que no estoy diciendo ninguna locura, ¿no? Creo que esto es sentido común. Ahora, cada cual, como siempre, es muy libre de hacer lo que le de la gana. Pero eso trae sus consecuencias, para bien o para mal. He dicho.

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