Hasta este año, que decidí intentar de nuevo sumergirme en las páginas de El canto del cuco, de Robert Galbraith (también conocido como J. K. Rowling).
Había leído comentarios que lo ponían por las nubes, incluso antes de que se supiera quién era la verdadera autora del libro. Muchas críticas aseguraban que era mejor que la mediocre "Una vacante imprevista". Bueno, pues tengo que estar en desacuerdo con toda esa gente. Para mi, esa primera novela fuera del mundo mágico de Harry Potter le da mil vueltas a esta primera incursión de Rowling en la novela negra. La primera impresión fue de decepción absoluta. La mujer que tantas horas de buena lectura (y relectura) me había dado había escrito... esto.
La novela no conseguía llamarme la atención. Ni sus protagonistas, ni los secundarios, ni la trama... Absolutamente nada cuando, de hecho, la premisa me parecía bastante buena.
Una fría noche de invierno, la famosa modelo Lula Landry cae por el balcón de su casa. Cuando la policía decide que se trata de suicidio, el hermano de Lula contrata los servicios del detective privado Cormoran Strike, veterano (y herido) de guerra, que no pasa por su mejor momento profesional y personal, que ademas debe lidiar con Robin, su nueva secretaria temporal.Pues aquello que tan bonito me parecía se iba apagando a cada página que pasaba... Por lo que decidí pasar del libro y volver a retomarlo en algún otro momento. No descarto que quizá, el haberme esperado algo al estilo de Sherlock Holmes (adaptaciones televisivas aparte) fue lo que me hizo desinflarme.
Pero tras haberme leído la novela, tengo que decirlo. Me gusta. Sin más. No es lo mejor que he leído, no coincido con la crítica general sobre lo genial que es o no, pero me da igual. Al final, me ha gustado.
He conseguido encontrarle su punto a Cormoran Strike. Su método de trabajar no deja de ser... mundano. Quizá de ahí mi falta de interés inicial, pero es posible que esta novela sea bastante realista en ese sentido. Un detective no lidia con grandes aventuras insondables y encuentra pistas a cada paso, sino que debe ir interrogando, con paciencia y enfrentándose al ser humano en su más puro esplendor.
Y la trama se ha ido resolviendo con bastante soltura. Pese a que al principio los nombres de los personajes ni me llamaban (lo que complicaba aún más enterarme de algo), no dejan de mostrar las diferentes versiones de la misma historia, y cómo pueden influir los detalles. Aunque del mismo modo, hay algo que no me gusta de los interrogatorios que se van sucediendo a lo largo de la novela. "Puta", "zorra", "joder", son los términos que más se repiten a lo largo de los mismos, dichos por, creo recordar, todos los interrogados. Quizá tiene algo que ver con la traducción que se haya realizado de la obra, pero hace que los secundarios se parezcan demasiado. Como si ninguno tuviera rasgos distintivos (y es que el modo de expresarse para mí es más único que las ropas que llevaran o sus gestos).
También un punto positivo de lleva Robin, la ayudante de Strike recién contratada. La mujer tiene cierta fascinación por el mundo detectivesco, y me veo un poco reflejado en ella al ver que no todo es como lo pintan en las películas. Sherlock Holmes estaría basado en alguien real, pero nuevamente, la realidad siempre es más plana.
Y al final consiguió engancharme especialmente en sus páginas finales, cuando dan sentido a toda la historia (en un sorprendente monólogo) con su consecuente cierre y epílogo.
¿Me ha gustado? Sí. ¿Daré una oportunidad a El gusano de seda, secuela de esta novela? Es posible, pero no inmediatamente. Tengo otros libros en la lista de pendientes que iré revisando. Aún así, a lo que daré oportunidad seguro es a la adaptación a la pequeña pantalla de la que se ha hablado.
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