Apocalipsis Z - Los días oscuros

Una semana después de la lectura de Apocalipsis Z: El principio del fin he leído la secuela, Los días oscuros. La segunda parte de la (genial) trilogía zombi escrita por Manel Loureiro. El libro nos sitúa inmediatamente después de los escalofriantes hechos de la primera novela, con el grupo de protagonistas que intentan llegar a Tenerife, uno de los pocos Puntos Seguros que quedan en el planeta.

Continuamos siguiendo las aventuras del abogado sin nombre (parece haber empeño en que el lector no lo sepa), que continúa realizando la narración en primera persona, así como su compañero Pritchenko, el mejor amigo (y único) que tiene en el mundo postapocalíptico, y el gato Lúculo, que en este relato ha pasado a un discreto segundo plano. Además, cuentan también con sor Cecilia, una monja que ayudó durante los días del caos, y Lucía, una chica de diecisiete años, a quienes el abogado y Prit conocieron al final de la novela anterior, terminando el pasaje el hospital Moixeiro. El personaje de Lucía juega un papel importante, pues siente atracción recíproca hacia el abogado.

Así pues, en la historia vemos al quinteto proseguir su vuelo para llegar a las islas Canarias, a Tenefire, uno de los pocos lugares que se supone que siguen seguros. De esta forma, tenemos en la primera parte de la novela el relato de este viaje, en la que el grupo intenta llegar con vida a su objetivo. No serán pocas las penalidades que pasarán, hasta ser rescatados por Marcelo y Pauli, dos soldados de lo que queda del ejército español, que está operando en Tenerife. Un inicio ágil, que nos permite prepararnos para saber que la llegada a la isla no es el final, ni mucho menos.

A continuación tenemos la segunda y tercera parte de la historia, intercaladas entre sí, en base a una agresión sufrida por sor Cecilia. El abogado y Prit son llevados a Madrid, por su experiencia tras un año sobreviviendo entre los zombis, a cambio de tener una posición relativamente privilegiada. Lucía, por su parte, se queda en tierra.

De esta forma, abandonamos el "formato blog" de la primera novela para el estilo capitular que suelen tener las novelas tradicionalmente, ofreciendo una narrativa en primera persona en los pasajes protagonizados por el abogado, a una tercera persona (sobjetiva, eso sí) en los pasajes de Lucía. De esta forma vemos los problemas a los que "la chica del abogado" (como él la define), intercalados por una sesión, si bien menos gore, de intenso miedo durante el trayecto en Madrid para recuperar la mayor cantidad de medicamentos para la isla.

Y no sólo eso. Así mismo, tenemos algunos fragmentos más en tercera persona. Uno de ellos, haciendo el seguimiento de uno de los No Muertos que intentan atacar al grupo, y algún otro protagonizado por Basilio Irisarri, uno de los villanos del libro. De esta forma, el cambio de formato no perjudica a la novela, sino que en cierto modo, la enriquece.

También es recalcable la historia política de fondo, que no obstante tiene gran relevancia en la historia, con las consecuencias que ha tenido la monarquía, habiendo actualmente dos bandos de personas: los froilanos (fieles a Froilán, el rey) en Gran Canaria, y los republicanos, asentados en Tenerife. La guerra civil entre ambos bandos también recorre las páginas del libro, desconociendo siempre quién puede ser un aliado o un traidor de los miembros del grupo.

Zombis, tintes políticos, acción, y la revelación del origen (bastante realista, en mi opinión) del virus que acabó con la humanidad tal como era conocida, añadido a un final que da un giro entre sus últimos capítulos, que deja con las ganas de devorar (nunca mejor dicho) el tercer volúmen de la trilogía.

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