Ola de calor

Lo prometido es deuda, y tras un largo periodo sin publicar, llega el momento de reseñar otra novela que me he leído. Y en esta ocasión ha sido Ola de calor, de Richard Castle.

Sí, Castle, el de la serie televisiva. Obviamente Nathan Fillion no ha escrito el libro... o sí, ya que el autor real del libro parece ser un asunto secreto. Aunque todo apunta, evidentemente, a que la autoría pertenece a los guionistas de la serie.

En cualquier caso, el planteamiento de la novela no podía ser más parecido al de la serie: A la detective Nikki Heat le encasquetan, por hilos de influencias, al periodista Jameson Rook, que quiere documentar el trabajo del departamento de policía en Manhattan, Nueva York, cuando un magnate inmobiliario es asesinado.

Realmente encaja muy bien, pues recuerda en todo momento a los orígenes de la relación entre Castle y Beckett (salvo alguna licencia que se tomó "Castle" sobre lo que la detective pensaba de él), y aparece casi todo el elenco de la temporada: Heat (Beckett), Rook (Castle), Raley y Ochoa (los Roach, Ryan y Esposito), el capitán Montrose (Montgomery) y Lauren (Lanie). La excepción es Alexis, la hija de Castle, que no tiene homólogo en el libro. Algo natural, si en la novela el autor sigue el "punto de vista" de Heat y no de Rook.

Entretiene, divierte... y ya. Es decir: no es la novela del año (de su año, vaya). A muy grandes rasgos, como novela policíaca es el mismo resultado de novelizar un caso cualquiera de la serie Castle. Y no lo digo como algo negativo (personalmente soy fan de la serie), pero no es una obra maestra del género. No es una novela de Holmes, no es una novela policíaca al uso. Es una adaptación del género.

¿Recomendable? Sí, si eres fan del estilo. No voy a adentrarme en analizar la trama: si disfrutas del modus operandi de la serie, el libro te va a gustar. En caso contrario, puede que esta no sea tu novela. Salvo que le quieras dar una oportunidad (pero empieza por la serie).

Como nota, se han publicado, tanto en Estados Unidos como en España, las mismas novelas que en la serie (la más reciente, Calor asfixiante). Las leeré, progresivamente, pero por lo pronto no. Será más por curiosidad que otra cosa, pero tengo unos cuantos libros pendientes, así que toca organizar la lista de lectura.

Por lo pronto, voy a volver con Manel Loureiro, que ha publicado Fulgor hace un mes y va siendo hora de que le hinque el diente ojo a dicho trabajo, que promete mucho.

1984

Lo prometido es deuda, y me sumí en la lectura de 1984. Me falta Fahrenheit 451 para completar la "trilogía de la distopía", pues ya me leí Un mundo feliz. Y desde luego, 1984 parece un mundo aún más duro del presentado en dicha novela.

La novela, de George Orwell (autor de otro libro que anduve comentando, Rebelión en la granja) nos presenta una sociedad dominada por el Partido, cuyo líder supremo es el Gran Hermano (sí, de una novela como esta se basaron para el concurso chabacano de Tele5). Este Partido regula todo lo que ocurre dentro de sus fronteras. Con el Ministerio de la Paz, el Ministerio del Amor, el Ministerio de la Verdad y el Ministerio de la Abundancia, controlan absolutamente todo.

Grandes herramientas para ello son las telepantallas, que controlan los movimientos de todos y de todo; la Policía del Pensamiento, que procuran evitar que se puedan cometer crímenes mentales (crimentales) contra el Partido, y por supuesto, una educación hacia las nuevas generaciones (¿a qué grupo me han recordado esas palabras?) a quienes se les enseña a traicionar a sus padres y a adorar al Partido.

Winston Smith es uno de los engranajes del Partido. Su trabajo consiste en modificar la historia: corregir ediciones pasadas del Times, para que encajen con la realidad presente. Si se previó que habría un ataque en un mes, y finalmente fue en dos meses, debe editar el original. Si alguien que un día es un héroe al día siguiente es declarado traidor, debe dejar claro que siempre lo fue.

Pero Winston no es idiota. Sin entender del todo la realidad en que vive, se empieza a cuestionar. Sobre el pasado. Sobre los sentimientos. Sobre la sociedad. Sobre la verdad. Mientras se hace preguntas, conocerá a Julia, con quien poco a poco empezará a mantener una relación, y con quien comparte muchos de sus pensamientos.

De esta forma, se nos presenta una novela interesante dividida en tres partes. SPOILERS #ojocuidao.

La primera parte nos presenta al personaje: su forma de ver el mundo, el inicio de sus preguntas e inquietudes. Winston parece estar sólo en una socidad sometida al yugo del Partido, y debe hacer lo imposible para parecer ser uno más si no quiere desaparecer. Ha oído historias sobre revoluciones, pero ¿quién sabe si son verdad? ¿En quién puede confiar?

La segunda parte ahonda en la relación entre Winston y Julia. Su visión del mundo, su intención de pelear contra el Partido aunque no sepan cómo empezar siquiera, su curiosa relación que trasciende la "camaradería" que existe en la sociedad, sin que llegue a ser amor (al menos, tal como lo conocemos en nuestra sociedad real).

La tercera parte y final es la "losa que nos arrastra". Winston es arrestado, torturado, y de esta forma, conoce y comprende la verdadera naturaleza que hay detrás del Partido. Una dolorosa verdad, y que nos deja un final abierto sobre el destino final de nuestro protagonista.

Una lectura muy interesante. El desarrollo del personaje no deja de notarse en toda la novela, diferenciándose bien el Winston que vemos en cada una de las partes. La sociedad presentada en la novela es terrorífica. Una sociedad alimentada a base de odio, de guerra, eliminando los sentimientos positivos. Escalofriante cuando se analiza. No puedo sino aplaudir la novela.

Me resulta curioso el dato de que (precisamente) en 1984, se estrenara la película, siendo John Hurt el actor protagonista. ¿Por qué es curioso? Porque 20 años después, John Hurt haría el papel de Adam Sutler, el "Gran Hermano" de la película V de Vendetta. Coindicencia... o quizá no.

Leído esto, ahora debo decantarme por mi siguiente lectura. ¿"Fulgor", de Manel Loureiro, u "Ola de calor", de Richard Castle? (sí, Castle, no has leído mal). Ya decidiré.