“Good Omens (Buenos presagios)”, de Terry Pratchett y Neil Gaiman

(publicado originalmente el 1 de septiembre de 2019)

Como muchos seguramente, conocí “Good Omens” con el anuncio de la serie para la plataforma de VOD de Amazon Prime Video. Tal vez la hubiera considerado “una serie más” si no me hubiera fijado en tres nombres: basada en una novela de Terry Pratchett (“Mundodisco“) y Neil Gaiman (“The Sandman“); y co-protagonizada por David Tennat (“Broadchurch“).

Así que aproveché durante un día para verme la serie “de un tirón” (con pausa para comer entre los episodios 5 y 6), y aunque me satisfizo mucho, tenía que leer expresamente la novela. No por la historia, sino por los autores.

Y recientemente cayó en mis manos un ejemplar de la novela y pude ponerme a leerla. Y fue todo un acierto. Se disfruta cada página de una narración que no dispone apenas de momentos de pausa, ya que el Apocalipsis se acerca.

Para quien no la conozca, voy a intentar resumir la trama: Aziraphel es un ángel que lleva viviendo en la Tierra desde la época del Edén. Crowley es un demonio que lleva viviendo en la Tierra desde la época del Edén. A través de los siglos, han hecho amistad mientras se mezclaban con los humanos. Y ahora, el mundo que tanto les gusta está a punto de llegar a su fin cuando Crowley debe intercambiar un bebé por el Anticristo, para que se cumpla el Gran Plan y se decida quién gana la Gran Guerra. Once años después, contarán con solo tres días para intentar detener el fin del mundo.

Desde el primer momento se nota en el estilo narrativo de Prattchet, recurriendo en su mayoría a las explicaciones absurdas e ironía en según qué momentos, de igual modo que la forma en la que veo retratados las criaturas sobrenaturales veo mucho de Gaiman. Aunque, como diría este, entre las correcciones de uno sobre el otro, y viceversa, al final el resultado en una palabra es inmejorable.

La novela nos presenta a una cantidad de personajes de lo más diversos, y no se molesta mucho en meter personajes que no tengan un mínimo de relevancia en la trama, salvo para temas muy puntuales. Incluso así, la novela resulta bastante coral: Aziraphel, el ángel, representa lo que debería ser el bien, pero durante la narrativa comprobamos que parece haber un atisbo de maldad en sus actos; su contraparte, Crowley, es un demonio pero que ha encontrado un poco de bondad en su corazón. Básicamente, ambos se han vuelto “humanos”: ni el bueno es tan bueno, ni el malo es tan malo, que sería una de las lecturas que se puede hacer de “Good Omens” sobre la naturaleza humana.

Otro personaje que podría entrar en la categoría sobrenatural es Adán Young, que a pesar de ser el hijo del Anticristo, ha sido criado toda su vida como humano, ajeno por completo a su naturaleza. Es un niño por lo general bueno, y lidera su grupo de amigos que le suelen seguir sin hacer muchas preguntas. Sin embargo, coincide el momento en que sus poderes empiezan a despertar cuando entiende que el mundo no es siempre como nos han contado… y un montón de fantasías más que él mismo empieza a creer. Pronto se dará cuenta de que puede usar esos poderes para mejorar el mundo… aunque su naturaleza le tentará a usar medidas bruscas.

Anatema, la ocultista. Descendiente directa de Agnes la Chalada, la única profetisa que ha acertado en todas sus predicciones, tiene la misión de anticiparse a las visiones sobre el fin del mundo de su antepasada y lleva toda la vida “atada” a su cometido; coincidirá con Newton Pulsifer, un “cazabrujas” que desciende del verdadero cazabrujas No Cometerás Adulterio Pulsifer, y cuya mayor ambición profesional (la electrónica/informática) es el campo que peor se le da.

Es en detalles como los nombres de algunos personajes, o las notas a pie de página de Gaiman y Prattchet para explicar algunos chistes (soy especialmente fan del que hacen sobre los británicos y el sistema decimal), o cómo se nos presenta un universo en que los conceptos de dios, ángeles o demonios se nos presentan como reales y tangibles, o detalles sin sentido como que todo cassete que se conecta en el coche de Crowley se convierte en una cinta de Queen a las dos semanas… y más donde se disfruta una novela muy poco usual, muy entretenida, y que desborda ese “fino humor británico” que muchas veces cuesta distinguir del absurdo.

¿Y cómo es la adaptación? Brillante se mire por donde se mire. Seis episodios, para no estirar la narración más allá de lo necesario. Los diálogos se han mantenido muy fieles a los originales, todo el reparto hace un trabajo impecable (soy especialmente fan de David Tennant, pero hay que decir que aquí de lucen hasta los actores y actrices con papeles menores), el vestuario y las localizaciones son perfectamente elegidas… No puedo decir nada malo, realmente.

Y es que contar con Gaiman para ayudar a desarrollar la serie y usar sus apuntes de la secuela que no llegó a ver la luz para enriquecer aún más la narración, dando peso a personajes que se mentaran de pasada entre las páginas, desarrollando más la relación entre los protagonistas principales (porque Aziraphel y Crowley son los top), permite que la adaptación sea, si es posible, mejor que la novela original, algo que muy pocas veces se ha conseguido. Es el mismo punto a favor que Una serie de catastróficas desdichas de Netflix cuando fichó a Daniel Handler para los guiones. Pero claro, que esto es una opinión mía y lo mismo no sé de lo que hablo.

Good Omens (Buenos presagios)” (la novela): ⭐⭐⭐⭐/5
Good Omens” (la serie): ⭐⭐⭐⭐⭐/5

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